La llamada

     Bajaron rápidamente hasta el hall, allí unos colegiales amontonaban las mesas del comedor para que hiciesen de trinchera improvisada y dificultar así que los zombis entrasen en el Colegio.
Mientras estaban allí, ayudando a colocar los sillones que habían bajado de las plantas de habitaciones, algo empezó a vibrar dentro del bolsillo de Eduardo. Dejó lo que estaba haciendo y sacó el móvil de su bolsillo, miró con nerviosismo el nombre que aparecía en la pantalla: Sofía😍🙈.

               -Sofía, ¿estás bien? –preguntó nada más contestar la llamada.
               La voz de Sofía se oía entrecortada, estaba sollozando.
               -Sí… estoy en el laboratorio, me he tenido que esconder… al profesor Sánchez le ha pasado algo y ha empezado a morder a la gente… parecían que estaban muertos, pero se levantaban y empezaban a morder a los demás ellos también.
               -Pero, ¿estás a salvo ahora?
               -Eso creo, no sé cuánto tardaran en encontrarme y…
               Sofía rompió a llorar en silencio, al otro lado de la línea, Eduardo estaba callado, con los ojos fijos en ninguna parte. Lucas se había dado cuenta de que Eduardo estaba hablando por teléfono y se acercó a él rápidamente:
               -¿Es mi hermana? –le preguntó nada más llegar a él.
               Eduardo asintió lentamente, el llanto de Sofía parecía haber parado, Lucas le quitó el móvil de las manos.
               -Vamos a ir a por ti, Sofía –empezó a gritar a través del teléfono- no vamos a parar hasta que estés de vuelta en el Colegio sana y salva.
               Cortó la llamada, le devolvió el móvil a Eduardo sin dejar de mirarle fijamente a los ojos. Paula, una de las amigas íntimas de Eduardo se acercó a los dos y los arrastró a la Sala de Estudio, lejos de las miradas y oídos curiosos de los demás colegiales.
               -¿Qué está pasando? –les preguntó Paula en cuanto se cercioró de que no había nadie escuchando.
               Lucas le puso al corriente de la situación en unos segundos, sin apenas pararse para tomar el aire. Eduardo asentía con cada frase de Lucas, mientras miraba con fijeza al rostro de Paula, que escuchaba incrédula.
               -¿Qué pensáis hacer? –preguntó Paula- ¿ir a Farmacia a rescatarla vosotros solos? ¡Es un puto suicidio!
               Lucas se puso serio y señaló a Paula amenazadoramente.
               -Es mi hermana, y voy a ir a buscarla me des permiso tú o no.
               -¿Y tú? –dijo Paula mirando fijamente a Eduardo- ¿Vas a acompañarle en su suicidio?
               Eduardo se debatía entre cuál de las dos miradas era más amenazadora, la de Paula, que estaba acompañada con un poco de súplica, o la de Lucas, que estaba cargado de miedo, sabía que cada momento que pasaba su hermana corría más peligro y era más probable que los zombis la encontrasen. Cedió ante la mirada de Lucas y sus labios sólo llegaron a pronunciar, sin levantar la vista del suelo pero dirigiéndose a Paula:
               -Voy con él.
               Sin más Paula hizo un gesto con la cabeza y subió por las escaleras hasta el hall, mientras subía oyeron como decía entre dientes: “Están locos, van a hacer que los maten”. Eduardo se dirigió a Lucas con gesto serio:
               -Sí queremos recuperar a tu hermana sana y salva necesitamos un plan…



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